martes, 7 de abril de 2009

Ellos

No entiendo la Semana Santa. Aunque quizá debiera decir no siento la Semana Santa.
Deambulo con la cámara como un perrillo de excursión por entre los fieles. Disfruto realmente con esta parte de mi trabajo, me gusta ser testigo de la vida en primer plano. Llevo ya tres años (cuatro 'semanasantas') en Ceuta, no soy nuevo, pero sigo sin sentir la emoción que embarga a mis convecinos. Y no es una crítica, ni mucho menos una burla. Simplemente no lo entiendo
Los miro desde todos los ángulos, me acerco con el zoom a sus rostros suspendidos en la gloria por una emoción invisible para mí; sus ojos llorosos; su caminar (procesionar, desfilar) orgulloso, en pocos casos recogido. Unos descalzos. Otros con los ojos vendados, ciegos por penitencia sensoria l(y voluntaria), castigándose a no ver pasar al Señor (un castigo desconcertante). Y no entiendo ese murmullo emocional que parece recorrer quienes me rodean. No entiendo nada. Y me inquieta lo que sucede a mi alrededor. Aunque quizá no sea culpa suya.
El pasado domingo (de Ramos para unos simplemente domingo para otros) los cofrades que cargan (no sin placer) con la Pollinica se fundían en abrazos con sonoras palmadas en la espalda, minutos antes de salir en procesión. Chicos jóvenes de aspecto responsable y ordenado, sus rostros constreñidos por una extraña emoción... Estuve allí, en medio de sus rituales, atento a la revelación. Miré a los ojos al Señor, busqué la belleza en el rostro lloroso de la Virgen. Respiré hondo para que el incienso impregnara mi alma. Y nada.
Bajo el sol de primavera no huele a cera, el murmullo emocionado sustituye al silencio tenso de los costaleros. Cristo montado en un pollino asoma por la puerta boquiabierta de la capilla; suena el himno nacional (o Himno Nacional). El público rompe en aplausos y en algunos casos en lágrimas.
A disfrutar 'quillos', se gritaban roncos los costaleros bajo las faldas del paso. A disfrutar este Domingo de Ramos que el Señor nos ha dado (sic), jaleaba un muchacho Tommy Hilfiger de flequillo en cascada y patillas de hacha que parecía tener cierto rango prendido en la corbata. Duro con ella valientes, grita el cofrade-guía en cada 'levantá'... Y el público rompe a llorar y aplaudir. Y todo es hermoso y dicen que huele a azahar.
Pero sigo sin entender nada.

Nota: Hay algo que sí me gusta, y mucho: la música. Aunque aquí también voy por libre, lo siento. No puedo evitar pensar que tiene algo de épica mariachi, me lleva a evocar dramas en Sonora, duelos de mariachis... Pero esto ya es cosa mía.

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