jueves, 30 de julio de 2009

Bye SUR

30 de julio de 2009. Ha llegado el día. Hoy escribiré la página de Ceuta para SUR por última vez. Aún no sé con qué llenaré (rellenaré) los huecos presuntamente pensados para acoger noticias. Lo que sí sé es que no tengo ganas de hacerlo. Ni puta gana.

sábado, 25 de julio de 2009

Los sociólogos silvestres (2)

Capítulo 2. Los orígenes del Profesor Harris
Auguste Harris era, pese a su sonoro apellido, de Santander, esa teatral ciudad española de cartón piedra. De Santander de toda la vida, gustaba de repetir a Auguste, nunca se supo si con orgullo o con sorna. Muy cerca de lo que hoy es el Banco de Santander, cerca del mar, nació Auguste en 1929, treinta años antes que Miroslav Sakonovsky. Auguste creció entre algodones en una familia sencilla pero acomodada. Él, Harry Harris, ingeniero inglés de poca monta empleado en el consistorio santanderino gracias a sus sufridas amistades; ella, María del Carmen Pedreña, una bella campesina soñadora e inquieta. Auguste heredó la planta británica de su padre y ese espíritu vagabundo que su madre no se atrevió a poner en práctica. Dos cualidades, la apostura y la bohemia que pronto sedujeron al joven Sakonovsky tras aquel inesperado encuentro en las entrañas de la Affeltrangen Die Bibliothek.
Auguste pronto destacó tanto en sus buenas calificaciones escolares como en su desidia frente a los estudios, que sacaba adelante sin esfuerzo ni interés. Era un genio supino, fuera de control, parecía saberlo todo, conocerlo todo de antemano, salvo su genialidad. Pero todo cambio en la adolescencia: a la genialidad se le sumó la rebeldía.
Un cambio de actitud que se reveló fatal. A Los 14 años, la misma edad que tenía Miroslav Sakonovsky cuando se conocieron, los padres decidieron internar a su hijo en la isla de Pedrosa después de que un impertérrito Auguste entrara en la Catedral blandiendo "El origen de las especies" de Darwin para estampárselo en las narices al obispo. La ocurrencia anticlerical de Auguste Harris corrió de boca en boca por el Santander de 1943, tierra quemada tras el paso de las tropas franquistas. Los padres de Auguste decidieron actuar antes de que lincharan a su hijo por rojo.
Las aguas parecieron volver a la calma en el sanatorio de la isla de Pedrosa pero la víspera de su dieciséis cumpleaños, Auguste prendió fuego al ala norte. Las llamas, alentadas por el cierzo, devoraron la biblioteca. Sólo se salvó un libro: El Origen de las Especies.
-Era el único que merecía la pena, musitó Harris como única explicación.
Los padres de Auguste decidieron dilapidar la herencia para intentar sanar a su hijo. Vendieron la casa, que con los años serviría para dar cabida a una ampliación del Banco de Santander, y enviaron a su hijo a un sanatorio en las cumbres suizas, humilde (pese a su condición helvética) pero de inmejorable reputación en casos de desviaciones del comportamiento: el Das Medizinkrankenhaus de Affeltrangen. El aire frio de los Alpes despeja la cabeza, les recomendaron.
Un idioma extraño y una maravillosa biblioteca fueron construyendo al profesor Harris. En algo acertaron los padres de Auguste, los aires nuevos de Suiza le hicieron olvidar la rebeldía; los días mansos y las mañanas frías; las calles silenciosas y las noches largas y vacías le volcaron en los libros. Motivo suficiente para que un año después de su ingreso le concedieran el tercer grado hasta 1950, año en que Harris alcanzó la mayoría de edad y con ella la libertad
Harris pronto se hizo un hueco en la pueblerina sociedad de Affeltrangen. Su estatura, su espalda recta como un jinete, sus rizos disparados en todas las direcciones, su extraño acento hispano y su inagotable cultura le hicieron deseable entre las mujeres del lugar y un rival inesperado para los briosos mozos suizos. Aunque Harris, educado y atento, no parecía mostrar demasiado interés por sus admiradoras.
Katerina Müller fue la elegida. O la electora. Katerina se acercó al joven Harris una noche de primavera. ¿Me acompañas a casa? Era 1952, Auguste tenía 23 años y no olvidó nunca aquella noche del 23 de junio en la que en su tierra ardían las hogueras de la romería de San Juan y a él le ardió el corazón en un sofocante pajar a las afueras de Affeltrangen.
Katerina y Auguste se casaron el mismo 23 de junio dos años más tarde. Los casó el padre de Katerina, pastor protestante y potentado ganadero con más de un millar de vacas frisonas a cada cual más lustrosa. Auguste fue, como diría años más tarde, serenamente feliz: cerveza, días largos y apacibles como domingos. No tuvieron hijos, tampoco se les oyó lamentarse por ello. Todo parecía haberse encarrilado en la vida del profesor Harris hasta que en 1973, el primer autobús de línea que unía Affeltrangen con Foechtrasse se empotró contra la biblioteca municipal. Lo último que esperaban Katerina y Auguste al salir de la biblioteca era aquel mastodonte con ruedas que se les abalanzaba. Ella murió en el acto. Él estuvo varios años magullado.
Auguste Harris lloró durante tres largos años. Un viernes de enero de 1973 se enjugó las lágrimas y salió de nuevo a la calle enfilando la avenida rumbo a la biblioteca de Affeltrangen. No lo sabía, pero estaba a punto de escoger un nuevo camino.

jueves, 23 de julio de 2009

Los sociólogos silvestres

Capítulo 1. Nacimiento de la Sociología Silvestre
Miroslav Sakonovsky (Affeltrangen, Suiza, 1959) miró fijamente a los ojos de la matrona, su matrona. Tenía 45 segundos de vida a este lado de la vulva de su madre.
-Es muy observador- observó la señora Friedman- pero no llora por más que lo azoto. Está seriote.
Miroslav miró a su alrededor en la medida de las posibilidades de su cuello recién estrenado. Sus ojitos grises parecían dibujar un pensamiento deshilachado. Respiró hondo, como probando la capacidad de sus torpes pulmones y, tres minutos largos después de nacer, lloró, lacio y a regañadientes, pero lloró.
Su actitud ante la vida no varió demasiado en sus primeros años de vida. Miroslav fue un misterio silencioso incluso para su familia. Muchas noches sus padres, Miroslav y Katrina Marie, debían buscarlo a gritos por el barrio, una hilera de casas grises (también en Suiza hay casas grises) a la sombra de la fábrica de botones Steiff. Miroslav tenía la inquietante costumbre de espiar a los vecinos... en sus propias narices. Más de uno tenía un miedo cerval a aquel niño garabateado que se plantaba ante su cama con ojos escrutadores, en silencio y como patidifuso. El tiempo y varias tundas recibidas durante sus primeros pinitos científicos recondujeron la situación y Miroslav logró disimular su peculiar inteligencia durante los años de escuela. Años por otra parte aciagos aunque necesarios.
Un lunes de primavera (especialmente luminosa en el cantón de Turgovia) a la edad de doce años, Miroslav Sakonovsky olvidó ir a la escuela. Nadie pareció advertirlo hasta que su madre regresó del trabajo. Después de darle dos collejas, tres patadas en las espinillas y un tirón de orejas, Katrina se alisó el delantal, se ajustó el moño, salió al gallinero a recolectar los huevos para la cena y nunca más habló del asunto. Miroslav aguantó el temporal como todo en la vida, en silencio y con la mirada clavada en el horizonte.
Pocos días después Miroslav empezó a trabajar con el tío Fiedrich, bibliotecario municipal. Ya que no iba al colegio al menos estaría cerca de los libros toda su vida, pensó su madre. Su padre asintió. Su trabajo consistía en acarrear y desempolvar volúmenes que nadie leía. Nadie al menos hasta que Sakonovsky llegó al sótano de la biblioteca de Affeltrangen. Una cueva alicatada de viejos libros que se convertiría en la casa de Miroslav, que ya al cuarto díá de trabajo en la biblioteca olvidó regresar a casa. Nunca más volvería, salvo para comer los domingos.
Allí en el sótano de la Affeltrangen Die Bibliothek conoció al profesor Harris. Se lo encontró una tarde de viernes, dormido sobre un grueso (y discutible) volumen de antropología. Sakonovski zarandeó al intruso agarrándolo por el cuello de su grueso abrigo de cabritillo. Olía a perfume de mujer, probablemente francés como todos los perfumes, pero Miroslav sólo tenía catorce años y la perfumería no era su fuerte, prefería a Voltaite. La mata de pelo rizado, disparada en todas las direcciones, se giró lentamente y unos ojos brillaron aturdidos. Se miraron fijamente durante largo rato. Y así siguieron, en diferentes posturas durante el resto de la tarde y buena parte de la noche hasta que el intruso dijo: soy el profesor Harris, Auguste Harris.
-¿Profesor?
- Sí, bueno, no.
Miroslav pestañeó con paciencia esperando una aclaración.
-Soy sociólogo, dijo al fin Harris
-¿Sociólogo?
- Sí, bueno, sociólogo silvestre.
- Silvestre..., paladeó Miroslav sin saber que estaba asistiendo al nacimiento de una nueva ciencia.

miércoles, 22 de julio de 2009

Levante

La niebla que acompaña al levante en Ceuta. Fotografía de Javier Sakona.
El viento de levante me tuerce, me enturbia. Me encharca la cabeza. El levante me lastra, me encierra en mí mismo. El levante me exprime, me deja sin aliento, me hace un nudo en el estómago. El levante humedece, reblandece. Alborota el mar y la testa. El levante.

domingo, 19 de julio de 2009

Mierda, lo he hecho

Llevo meses resistiéndome a la tentación y hoy, no sé por qué hoy, he cedido. Seré pasto de la moda, atrapado por la red de la red de redes, uno más en tu lista de amigos, un garabato en tu puñetero muro: desde hace unos minutos soy uno más de los millones de gilipollas agregados a Facebook. Y eso que no quería, pero estoy harto de oir hablar del dichoso Feishbu y tener que poner cara de Paco Martínez Soria en Wall Street, así que tendré que tragarme mi palabrería... Y si la CIA está espiando, tal y como aseguraba The Guardian, pues que pasen y vean.

viernes, 17 de julio de 2009

Estupor

Amsterdam, junio de 2009. Javier Sakona
El 6 de marzo de 1967 George Rapacius resucitó de entre los vivos. Deambuló durante años perplejo hasta que reunió el valor suficiente para respirar hondo y decidirse a saborear el agridulce paladar del estupor.

Monopolios

Miles de funcionarios de la Stasi, más de 17.000, trabajan aún hoy para el Gobierno alemán, reciclados en las entrañas del Aparato. Algunos velan incluso por la seguridad personal de la canciller Ángela Merkel.
El Estado tiene el monopolio de la violencia, pero también de la memoria y del olvido

jueves, 16 de julio de 2009

¡Socorro!

No he logrado cazar ningún rinoceronte desde hace días. Y no se crean que no lo he intentado pero no he podido entrar en mi propio blog. ¿Los motivos? Los ignoro, pero desde casa no consigo colgar ni una triste palabra (mierda de wi fi) así que lo hago desde el trabajo, al fin y al cabo poco más me queda por hacer.
Seguiremo sinformando.

domingo, 12 de julio de 2009

Todo lo hacen los chinos

El MDMA que circula de boca en boca alimentado la euforia juvenil en las noches de verano y música de Europa es una falsificación, leo en El País. Nada escapa a la copia, y mucho menos la droga. Cuando se habla de copias pirata habitualmente China anda de por medio y este caso no es una excepción, pero curiosamente su papel en la cadena del éxtasis no es el de pirata falsificador sino el de emisor de materia prima. Y "ha cerrado el grifo".
Según explica Eduardo Hidalgo, coordinador de Energy Control en Madrid, una organización gubernamental para el análisis de las sustancias y la información, "la empresa china que comercializaba las medicinas que servían como precursores químicos de síntesis- la base que los laboratorios ilegales en los Países Bajos usan para fabricar el MDMA- ha cerrado el grifo".
En resumen: todo lo hacen los chinos.

jueves, 9 de julio de 2009

Tu mirada

Aventuras de Perro

1. Instinto
Le llamaban simplemente Perro. Cabían pocas más explicaciones. Perro. Con eso bastaba y sobraba. Hay a quien le puede sonar incluso despectivo. Perro cristiano, perro pulgoso, perra vida... Y probablemente era despectivo, pero a Perro le gustaba. Le revestía de un halo silvestre que lo enorgullecía. Vale, era pequeño y largo, con las patas tronchas y las orejas demasiado grandes incluso para un perro; pero era un predador, bajito y feo pero un predador.

A lo lejos se acercaba un yorkshire, diminuamente aristocrático y perfumado. Perro tensó el rabo y dejó asomar colmillo. Un gruñido sordo resbaló garganta abajo. Triqui, triqui, triqui... El yorkshire caminaba con brinquitos insolentes tensando la correa, tensando también el orgullo de Perro. Olía a pachuli y a comida deluxe de lata. Un hilillo agrio recorrió la lengua de Perro que, como un relámpago sucio, lanzó una dentellada silenciosa al cuello del yorkshire que emitió un gritito de pánico y sorpresa. Perro hubiese disfrutado abriendo en canal a aquel niño mimado pero no era necesario. Su autoestima perruna estaba saciada. No hay mordisco que por bien no venga.
2. Esclavos
El puerto es un extraño ser que respira silencioso y deja escapar de sus entrañas todo tipo de seres inquietantes. Perro lo sabía y lo temía. Le gustaba deambular cerca del puerto buscando algo de comida, seguir el rastro difuso de la cena de algún pescador, dejarse acariciar por algún otro olvidado como él, empaparse de agua salada para sacudirse después con todas sus fuerzas. Sin nunca bajar la guardia.

Perro dejó atrás el puerto y avanzó por entre los arbustos de la mediana. Caminaba a paso lobuno, con el rabo entre las piernas, olisqueando el suelo, pendiente de no terminar siendo el plato de alguno de los inmigrantes que esperaban su oportunidad para colarse en un barco ocultos en las escolleras.

Un trozo de queso curado se agarraba a las raíces de un arbusto resistiéndose al hocico de Perro cuando a su espalda un siseo seguido de dos toques de martillo le erizó las alarmas.

No les había oido. No hacían apenas ruido. Arrastraban los pies cargando sobre sus espaldas un armatroste de madera. Bajo palio, una figura de pan de oro y encajes tintineaba ajena al esfuerzo de aquellos hombres. Silenciosos, extrañamente cabizbajos. Un ser gordo como mastín viejo caminaba a su lado susurando órdenes. Un martillo de plata se balanceaba en el extremo de unos de sus brazotes, adornados con guantes blancos.

Perro había oído hablar de ellos pero jamás les había visto. Penitentes les llamaban. Cargaban su culpa y la ajena, pensaban. Sufrían sobre sus hombros el peso de la fe. Y no parecía importarles. Perro se agazapó tras un seto y esperó a que llegaran a su altura. Si no no había comida había que distraerse de algún modo. El yorkshire malcriado no sería su única víctima aquella noche.

Toc toc toc. El martillo golpeó la estructura de madera del paso que se elevó de un golpe seco rebotando pesado sobre los hombros de los penitentes. Perro salió de su escondite y se coló por entre las piernas de aquellos seres vestidos de negro, sudorosos de fe e ignorancia supina. Bajo el paso el mundo se reducía a pies malolientes, aroma de madera vieja y asfalto. Perro buscó el tobillo más jugoso y comenzó a morder una a una las pantorrilas de los penitentes. Los gritos de dolor y sorpresa se multiplicaron balanceándose el paso peligrosamente.

Lo último que vio Perro mientras se alejaba como una flecha fue una figura de mujer vestida de blanco y oro cayendo en un charco de agua y aceite. Sobre su cabeza una corona, en sus brazos un niño de porcelana con la mirada clavada en Perro, que, de pronto, comprendió qué era eso del sentimiento de culpa que dicen que mueve el mundo.

Los anteriores relatos pertenecen a un blog olvidado en 2006 por su irresponsable autor (useasé yo). Esto no es un sino un sincero homenaje a Perro, animalito. Mondo Perro

Ceuta en Millennium

"Gibraltar era un lugar que no se parecía a ningún otro. La Ciudad había permanecido aislada durante décadas: una colonia que, inquebrantable, se resistía a incorporarse a España. Por supuesto los españoles protestaban contra la ocupación. (Sin embargo, Lisbeth Salander consideraba que los españoles deberían cerrar el pico mientras ocuparan el enclave de Ceuta en territorio marroquí, al otro lado del Estrecho)...."
Página 795 de 'La reina en el palacio de las corrientes de aire' Millennium 3 de Stieg Larsson

miércoles, 8 de julio de 2009

Amsterdam


Swing

Grossenback

Gregor Grossenback reposó las manos juntas sobre las rodillas juntas y miró al infinito a través de su interlocutor. Trató de escuchar pero las palabras se le escapaban entre los dedos. Nada de lo que decía conseguía rozar su atención. Pero no por ello dejó de sonreir cabeceando educado. Grossenback respiró hondo y escupió para sus adentros. El show debía continuar y él debía comer.

sábado, 4 de julio de 2009

Más despidos en SUR

La Asociación de la Prensa del Campo de Gibraltar (APCG) ha tenido conocimiento del despido injustificado de cuatro compañeros del diario Sur Campo de Gibraltar, que han visto rescindido su contrato de manera injustificada y sin previo aviso. Los despedidos son dos redactores, un fotógrafo y una comercial.

La APCG lamenta que la crisis económica esté sirviendo de excusa para despedir a periodistas en los medios de comunicación, y recuerda que no es la primera vez que el diario Sur Campo de Gibraltar despide a alguno de sus trabajadores de manera improcedente. De hecho, en poco más de tres años, este diario comarcal ha llevado a cabo ya diez rescisiones de contrato.

Por otra parte, se da la circunstancia de que los despidos, tanto en éste como en otros casos, se producen aludiendo las empresas causas económicas, mientras que por otro lado se celebran aniversarios y otras actividades festivas, en las que se anuncian compromisos con el empleo y con el desarrollo del Campo de Gibraltar ante las distintas autoridades comarcales invitadas.

La Asociación de la Prensa del Campo de Gibraltar lleva un buen puñado de años denunciando públicamente las irregularidades que se comenten en el sector de los medios de comunicación, tanto escritos como radiofónicos y audiovisuales. Estas irregularidades no sólo tienen que ver con los despidos, como en este caso, sino también con las condiciones en las que muchos profesionales de la información se ven obligados a desempeñar su trabajo (jornadas de trabajo interminables, baja remuneración salarial, intrusismo, presiones de todo tipo,... etc), y que en bastantes casos dejan mucho que desear.

Lamentablemente, con la actual situación económica mundial, la precariedad e inestabilidad laboral de los periodistas ha ido a más, pues, tal y como ha recordado hoy el presidente de la APCG, Estanislao Ramírez, “hay empresas que están aprovechando la crisis para recortar plantilla y abaratar costes, en detrimento de la calidad de la información que reciben los ciudadanos, y que constituye uno de los pilares fundamentales de todo sistema democrático”.

Medidas de protesta

El presidente de la APCG recordó que la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) ha puesto en marcha un “Observatorio contra la crisis” que compromete a todas las asociaciones federadas a estar muy pendientes de los abusos que se están cometiendo en los medios de comunicación. De hecho, la constitución de una Plataforma en Defensa del Periodismo fue uno de los principales logros de la última Asamblea General de la FAPE, celebrada en marzo en Sevilla, paras buscar medidas para la lucha contra la precariedad laboral en el sector.

Una de esas medidas pasa por reclamar públicamente a las administraciones e instituciones a que no apoyen económicamente, subvencionen ni contraten publicidad institucional en aquellas empresas periodísticas que están destruyendo empleo. Asimismo, la APCG va a realizar un nuevo llamamiento a la Inspección de Trabajo para que vigile con especial interés las múltiples prácticas ilegales que se están produciendo en las redacciones de los medios de comunicación, sancionándolas con la mayor contundencia.

Asimismo, entre las acciones puestas en marcha en defensa del empleo se encuentra la coordinación con las centrales sindicales. De hecho, y en virtud del convenio de colaboración existente al respecto, la APCG mantendrá en los próximos días una reunión con los sindicatos UGT y CCOO para analizar detenidamente la situación actual y concretar movilizaciones de protesta y, lógicamente y como viene haciendo en estos casos, apoyará todas las acciones de protesta y denuncia que los afectados decidan llevar a cabo. Precisamente, hace apenas unos días ya se apoyó de manera conjunta a los trabajadores del diario Europa Sur que habían convocado concentraciones en protesta por los despidos que también se están produciendo en el grupo Joly.