domingo, 11 de enero de 2009

La llamada

La noche del viernes 2 de enero, el teléfono sonó en el despacho de editores y directores de varios medios de comunicación ceutíes. La llamada telefónica provenía de las más altas instancias del Palacio Autonómico. Aún sonaban en las calles los ecos de la indignación desaforada de cerca de mil quinientos manifestantes -todos ellos musulmanes- que recorrieron el centro de la ciudad al grito de "judíos asesinos" en protesta por el bombardeo israelí en Gaza. La consigna era acallar esos gritos, enterrarlos en las páginas más recónditas para silenciarlos en la medida de lo posible.

No es el fin de esta reflexión si se acató la orden o en qué medida; a cada medio que lo juzguen sus lectores, espectadores o radioescuchas. Tampoco se trata de ponderar lo acertado de la protesta o el calibre de las consignas, cada cual viaja con su maleta. Se trata de intentar desentrañar los mecanismos (políticos o psicológicos) que empujaron al Gobierno de Vivas a intentar barrer la realidad bajo la alfombra.

Mil quinientas personas (centenar arriba o abajo, según la contabilidad) salieron a la calle para expresar una opinión, lo cual sea cual sea la motivación es ya noticia en Ceuta, donde problemas que nos unen a todos (léase el alto precio y la baja calidad del transporte marítimo) apenas logran movilizar a un par de centenares de ciudadanos tras la pancarta. Pero es que la motivación en este caso es un drama que día a día es portada y mantiene en vilo al mundo. Mientras escribo estas líneas, decenas de miles de personas marchan en muchas capitales españolas pidiendo el cese del "genocidio" en Palestina. Las imágenes de estas manifestaciones han abierto los informativos y ocuparán un lugar protagonista en las páginas de los diarios y me atrevo a asegurar que ninguna Administración en sus cabales intentará frenar o mitigar la cobertura de un acontecimiento ajeno a su gestión. ¿Por qué entonces sintió el Ejecutivo de Vivas la apremiante necesidad de camuflar la realidad?

Al contrario que en el resto de España, la totalidad de los que salieron a la calle eran musulmanes. Sólo un discreto puñado de 'payos' se sumó a la manifestación/rezo colectivo. La ciudad de las Cuatro Culturas se mantuvo al margen, entre ausente y asustada, viendo cómo protestaban sus vecinos indignados por lo mismo que se indigna el mundo entero. Da que pensar, es cierto, pero la explicación a este aparente cisma social es sencilla. Ceuta no es igual que el resto de España (esa es su mejor virtud y su mayor hándicap) y es obvio que casi la mitad de la población es musulmana, un colectivo vinculado por motivos religiosos y emocionales a un conflicto, el árabe-israelí, enturbiado por la religión. Además, la convocatoria de UDCE-IU tenía un marcado carácter devoto al concluir en un rezo colectivo frente a la Delegación de Gobierno, oración propuesta por la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE) que se sumó a la marcha arrastrando consigo a numerosos fieles y excluyendo implícitamente al resto de convecinos.

Todo lo expuesto anteriormente explica el perfil del manifestante, el grueso calibre de los gritos de "judíos asesinos" para pedir la paz en Gaza o las consignas alabando a Alá. Todo siempre discutible, claro. Pero nada, al menos a simple vista, parece implicar al Ejecutivo de Vivas, ni nada de lo sucedido se deriva de la gestión de su Gobierno pues la indignación que les movía tiene su origen a miles de kilómetros. La falta de ciudadanos no musulmanes es sólo achacable y reprochable a los convocantes. Aún así en la cabina de mandos del la ciudad de las Cuatro Culturas se tomaron la molestia de hacer unas cuantas llamadas para censurar nada más y nada menos que la realidad...

Dudo que Vivas sea sionista, estoy casi seguro incluso de que reprueba el brutal ataque de Israel. No hubo disturbios. Pese a los temores la tensión no pasó a mayores y la marcha se zanjó con mucho ruido y con cuatro energúmenos quemando un par de banderas hebreas pintadas con rotulador azul en trozos de sábana. Fue una protesta numerosa pero no multitudinaria. ¿Qué buscaba entonces el Virreinato de las Cuatro Culturas ocultando la manifestación? ¿Cuál fue el combustible que movió el motor de la censura previa? Yo sinceramente no lo sé, pero lo intuyo.

Quizá fue miedo. Miedo a que la realidad les estropee un eslogan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando leí esta entrada en Ceuta al día me revolvió por dentro, hoy bichareando por la red la he vuelto a encontrar.

Es muy buena tu entrada, pero a la vez muy dura, y muy valiente.

Enhorabuena,

África

Paco Guerrero dijo...

tu post es meterse de lleno en arnas movedizas,pero bindo por tu valentia y claridad.
un abrazo